lunes, 6 de octubre de 2014

La relatividad de las certezas





Mucho se habla de las cosas seguras, de esas que consideramos como “ciertas”…las certezas.
Son parte del día a día. Difícilmente alguien hace una pausa para cuestionar lo que damos por hecho. Simplemente confiamos en el que instituyó el parámetro o en el que descubrió algo, en el que simplemente se dio cuenta que era así o en el que así lo decretó a falta de alguno más prepotente.
Sin embargo y por suerte, las cosas se van revisando.
 Antiguamente, se creía que la tierra era el centro del universo. Las estrellas eran pequeños orificios en el manto oscuro de la noche, que supongo estaría muy apolillado.
No nos olvidemos que hace aproximadamente unos 600 años la tierra era como una mesa sin patas y sustentada por cuatro elefantes, uno en cada esquina. Todo aquel que osase navegar hacia el fin del mundo……se caería literalmente de la tierra rumbo al oscuro infinito, donde los demonios del infierno dedicarían la eternidad a atormentarlos con torturas dantescas……..-como si dichos demonios no tuvieran nada mejor que hacer!!!
Pero, lamentablemente es más cómodo aceptar simplemente, sin cuestionar. Si existe una frase que de verdad me crispa los nervios es “…- pero siempre se hizo así…” como si eso fuera garantía de corrección. Es la frase que nos aproxima a la idea de manada….si el de al lado lo hace así….debe estar bien y lo hacemos nosotros igual. Tal como en una manada, basta con que uno se mueva a la izquierda y…allá van toooodos! – sin pensar.
Vaya entonces mi agradecimiento a los que dudaron, los que pensaron que hay otras explicaciones a las cosas, a los revisionistas de todas las épocas a los que pusieron en tela de juicio si algo estaba bien o mal. Si no hubiesen existido a lo largo de nuestra corta historia usaríamos ruedas cuadradas.
Soy un convencido de que hay que cuestionar y cuestionarse siempre. Viva la auto-crítica.
Ahora… si algo he constatado ejerciendo este precepto es que a la gente (y me incluyo) le resulta más fácil hacer una crítica….que recibirla. A nadie le gusta que se ponga en duda algo que tiene amalgamado en su conciencia como correcto. – Eso nos obliga a pensar y como el ser humano, y aún más por estas latitudes, es fiel seguidor de las leyes del mínimo esfuerzo…-no nos gusta.
Poner en duda una idea ampliamente aceptada como “cierta” por la gran mayoría no es fácil. A uno lo miran con cara de “…-y este loco? – de que aljibe salió...?” Me pongo entonces en el lugar de los heroicos pensadores que tuvieron la valentía de enfrentarse a las equivocadas “certezas” de otras épocas y por ello fueron destratados, ignorados y hasta perseguidos y asesinados.
Hoy en día, sin embargo, la vida es vertiginosa. Todo sucede a alta velocidad. La caducidad de las certezas es cada vez más y más corta.
Lo que era seguro ayer está siendo revisado hoy y cambiado mañana.
Lo que ayer nos hacía daño, hoy nos hace bien.
Lo que ayer nos hacía bien, hoy nos hace mal
Ayer el cigarro era fantástico para los nervios… -hoy nos mata
Ayer el sol nos bronceaba y daba “status”… hoy nos da cáncer
Ayer el plástico era la panacea universal de la civilización… hoy no sabemos de que manera deshacernos de el
Ayer las “fast foods” eran la solución a un mundo en aceleración… hoy son los mayores enemigos de la salud infantil
La televisión era el futuro de la cultura, hoy es una droga que consume el cerebro…
Las certezas en definitiva, dependen del lugar, del momento, de las circunstancias que rodean los hechos, de la gente que lo percibe y de la gente que lo describe, de los conceptos y preconceptos de la sociedad donde suceden y de muchas otras cosas más.
Ahora… si de una cosa tengo certeza… es de que el salmón es un bicho y no un color!!!!