Mucho
se habla de las cosas seguras, de esas que consideramos como “ciertas”…las
certezas.
Son parte del día a día. Difícilmente alguien hace una pausa para
cuestionar lo que damos por hecho. Simplemente confiamos en el que instituyó el
parámetro o en el que descubrió algo, en el que simplemente se dio cuenta que
era así o en el que así lo decretó a falta de alguno más prepotente.
Sin
embargo y por suerte, las cosas se van revisando.
Antiguamente, se creía que la
tierra era el centro del universo. Las estrellas eran pequeños orificios en el
manto oscuro de la noche, que supongo estaría muy apolillado.
No
nos olvidemos que hace aproximadamente unos 600 años la tierra era como una
mesa sin patas y sustentada por cuatro elefantes, uno en cada esquina. Todo
aquel que osase navegar hacia el fin del mundo……se caería literalmente de la
tierra rumbo al oscuro infinito, donde los demonios del infierno dedicarían la
eternidad a atormentarlos con torturas dantescas……..-como si dichos demonios no
tuvieran nada mejor que hacer!!!
Pero,
lamentablemente es más cómodo aceptar simplemente, sin cuestionar. Si existe
una frase que de verdad me crispa los nervios es “…- pero siempre se hizo así…”
como si eso fuera garantía de corrección. Es la frase que nos aproxima a la
idea de manada….si el de al lado lo hace así….debe estar bien y lo hacemos
nosotros igual. Tal como en una manada, basta con que uno se mueva a la
izquierda y…allá van toooodos! – sin pensar.
Vaya
entonces mi agradecimiento a los que dudaron, los que pensaron que hay otras
explicaciones a las cosas, a los revisionistas de todas las épocas a los que
pusieron en tela de juicio si algo estaba bien o mal. Si no hubiesen existido a
lo largo de nuestra corta historia usaríamos ruedas cuadradas.
Soy
un convencido de que hay que cuestionar y cuestionarse siempre. Viva la
auto-crítica.
Ahora…
si algo he constatado ejerciendo este precepto es que a la gente (y me incluyo)
le resulta más fácil hacer una crítica….que recibirla. A nadie le gusta que se
ponga en duda algo que tiene amalgamado en su conciencia como correcto. – Eso
nos obliga a pensar y como el ser humano, y aún más por estas latitudes, es
fiel seguidor de las leyes del mínimo esfuerzo…-no nos gusta.
Poner
en duda una idea ampliamente aceptada como “cierta” por la gran mayoría no es
fácil. A uno lo miran con cara de “…-y este loco? – de que aljibe salió...?” Me
pongo entonces en el lugar de los heroicos pensadores que tuvieron la valentía
de enfrentarse a las equivocadas “certezas” de otras épocas y por ello fueron
destratados, ignorados y hasta perseguidos y asesinados.
Hoy
en día, sin embargo, la vida es vertiginosa. Todo sucede a alta velocidad. La
caducidad de las certezas es cada vez más y más corta.
Lo
que era seguro ayer está siendo revisado hoy y cambiado mañana.
Lo
que ayer nos hacía daño, hoy nos hace bien.
Lo
que ayer nos hacía bien, hoy nos hace mal
Ayer
el cigarro era fantástico para los nervios… -hoy nos mata
Ayer
el sol nos bronceaba y daba “status”… hoy nos da cáncer
Ayer
el plástico era la panacea universal de la civilización… hoy no sabemos de que
manera deshacernos de el
Ayer
las “fast foods” eran la solución a un mundo en aceleración… hoy son los
mayores enemigos de la salud infantil
La
televisión era el futuro de la cultura, hoy es una droga que consume el cerebro…
Las
certezas en definitiva, dependen del lugar, del momento, de las circunstancias
que rodean los hechos, de la gente que lo percibe y de la gente que lo describe,
de los conceptos y preconceptos de la sociedad donde suceden y de muchas otras
cosas más.
Ahora…
si de una cosa tengo certeza… es de que el salmón es un bicho y no un color!!!!
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