jueves, 30 de agosto de 2018

EL ARTE DE ESCUPIR SEMILLAS DE TANGERINA

Tengo que confesar que hace un par de días estuve leyendo algo de Fernando Pessoa en su pseudónimo de Alberto Caieiro y esto puede haber influenciado de alguna manera lo que voy a contar.
Resulta que para mi hora de almuerzo, hora de esparcimiento, hora de meditación o como quieran llamarlo, este medio-día estaba sentado en un banco de plaza al rayo del sol de agosto, que tanto se aprecia por este barrio del mundo, comiendo unas tangerinas. Como podría esperarse, escupiendo las semillas. Trabajé bastante en mejorar la técnica para llegar más lejos con esos pequeños proyectiles hasta que alcancé una distancia considerable aún que no creo calificar para el Guinness de los records en categoría escupitajo de semilla a larga distancia.
Pero más allá de lo descontracturado de la escena, esa pausa me hizo pensar en cómo llevamos nuestra vida diaria, cómo encaramos nuestro tiempo y principalmente, para los que tenemos hijos que estamos enseñando. En lo personal intento enseñar los valores heredados de mis padres, intento enseñar responsabilidad, intento enseñar respeto, etc, etc, etc…y también cosas que puedan ser útiles en el día a día, herramientas para que se puedan defender con algo de ventaja en relación a los demás. Y todo eso bajo la premisa que el mundo está difícil…y el mercado laboral…y el nivel de vida…y…el “qué dirán” 
Insisto en que sean correctos, responsables, puntuales, respetuosos…y me enojo…y rezongo como un oso (eso cada vez más, en parte por la edad y en parte por la capa de grasa que me rodea), cada vez que alguno de esos parámetros sociales no se cumple correctamente por mis dos hijos adolecentes.
A todo lo dicho debo sumar la “inmediatez” de nuestro tiempo. Todo es para ahora, todo es urgente, toda rutina es urgente, despertarse es urgente, levantarse corriendo, desayunar corriendo, salir para el colegio corriendo, estudiar corriendo…..hay urgencia hasta para descansar….dormir es algo urgente!!! Vivimos dentro de una novela de Dan Brown.
-Sí, hay que estar preparado!  
Preparado para el futuro, para tener respuestas a todos los problemas que se nos crucen por delante. Preparado para ser exitoso. Preparado para ser millonario. Preparado para ser querido. Preparado para tener billones de “likes” en todas las redes sociales. Porque si no se logra todo eso somos “loosers”

-Y mientras el mundo gira cada vez más rápido alrededor de cada uno…aquí estoy yo, sentado en un banco de plaza con el sol calentando mi cara y escupiendo semillas de tangerina. La paloma que pasa me ignora rotundamente al ver que también la ignoro.
Lo interesante es que en ese exacto momento nuestro mundo podría estar entrando en una nueva guerra mundial, un meteorito gigante podría estar acercándose  a la tierra con toda la puntería y velocidad como para partirnos al medio. En ese momento podríamos estar entrando en la siguiente era del hielo o por lo contrario podríamos estar iniciando nuestra carbonización por el calentamiento global o podríamos, inclusive, estar siendo invadidos por alguna raza de marcianos belicosos…y me doy cuenta que nada de eso importa más para mí en ese momento,  que las semillas de mi tangerina y que tan lejos llegan. – 
Me doy cuenta que durante esos minutos de mi vida y gracias a cosas tan simples como el sol, el gusto dulce de la fruta y unos respiros de paz…estoy feliz…-pase lo que pase más allá del alcance de mi percepción inmediata.  -Ya volveré a preocuparme y a ocuparme y a correr por todo, tan pronto termine con mis tangerinas y e consecuencia con mis semillas.
-Quiero para mis hijos esta sensación. Sin presiones, sin apuros.
Somos seres sociales y nuestra sociedad nos empuja a la vorágine en que vivimos. Sé que es imposible vivir en sociedad sin las consecuencias de las reglas que la misma sociedad impone, sin embargo, seríamos todos mucho más felices si le diéramos más atención a las cosas simples que tienen ese enorme potencial de regalarnos momentos de felicidad. Cosas simples como el sol, un banco de plaza y -porque no?  -Escupir con el mayor arte,  algunas semillas de tangerina.

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